Evaluar
- Imanol Burgos
- 5 dic 2017
- 2 Min. de lectura
El examen escrito ha conseguido convertirse en un terror. Es útil, de eso no cabe duda, pero no puede ser motivo de estrés, bloqueos mentales, crisis de ansiedad, descompensaciones en el sueño simplemente por tener que enfrentarse a vomitar todo lo que sabes en dos horas en un papel.
La innovación educativa no es sólo crear dinámicas para motivar a los alumnos a estudiar. Efectivamente el objetivo es motivar a los alumnos, forzar sus propios límites para alcanzar objetivos que ni siquiera se habían planteado . Pero en esto también entra el método de evaluación, que debería ser un reto a superar y no una prueba de supervivencia en la que gana el que mejor aguante los golpes.
En la clase de innovación nos enseñan que cualquier parte de la educación debe ser innovadora y pretender enganchar la curiosidad del alumno para descubrirse como miembro útil de la sociedad. Entre otras técnicas o metodologías de evaluación, nos han presentado el sistema de rúbricas, que puede ser realizado por los propios alumnos para evaluarse entre ellos, al margen de la evaluación que realizará el profesor para tener un documento al que recurrir y sobre el que respaldarse en caso de que alguien venga a pedir cuentas sobre la calificación de un alumno concreto (padres, inspectores, el alumno, etc.) puesto que, como muy bien nos ha comentado el profesor de innovación "los títulos y las notas en esta sociedad son dinero". Una barbaridad con la que hay que convivir
Os dejo mi rúbrica para las prácticas de laboratorio, asignables a cualquier curso con el que se realicen estas prácticas (desde 1º de la E.S.O. hasta Bachillerato o Ciclos Formativos), así como un interesantísimo artículo sobre evaluación que merece muchísimo la pena:

http://publicaciones.inee.edu.mx/buscadorPub/P1/D/410/P1D410_06E06.pdf
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